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Bebé tumbado sobre una manta blanca, tranquilo y sonriente, imagen representativa del frenillo lingual en bebés.

Frenillo lingual en bebés: cómo detectarlo, tipos y cuándo intervenir

Durante los primeros meses de vida, la lactancia suele ser un momento de conexión y disfrute entre el bebé y madre. Sin embargo, cuando el bebé no tiene buen agarre, hace chasquidos al mamar o la madre siente dolor, pueden surgir dudas: ¿estará todo bien? En muchos de estos casos, la causa puede ser un frenillo lingual corto, también conocido como anquiloglosia.

El frenillo lingual es una pequeña membrana que une la lengua con el suelo de la boca. Cuando es demasiado corta o tensa, puede limitar el movimiento de la lengua, desarrollo del paladar y afectar a la lactancia, la deglución o incluso al habla en etapas posteriores.

En este artículo te explicamos de forma sencilla y completa 

  • Qué es el frenillo lingual y cómo detectarlo.
  • Qué tipos que existen. 
  • Cuándo es recomendable intervenir. 
  • Cómo acompañar a tu bebé. 
  • Qué profesionales pueden ayudarte en este proceso.

¿Qué es el frenillo lingual y por qué puede afectar a tu bebé?

El frenillo lingual es una pequeña banda de tejido situada bajo la lengua que la une al suelo de la boca. Todos los bebés lo tienen, pero en algunos casos este tejido es más corto, más grueso o está insertado en una posición que limita el movimiento de la lengua. A esta alteración se la conoce como anquiloglosia o, de forma más común, frenillo corto.

¿Para qué sirve el frenillo?

Su función principal es permitir que la lengua se mueva de forma libre y coordinada. Este movimiento es esencial desde los primeros días de vida, ya que la lengua participa en la succión durante la lactancia, en la deglución y, más adelante, en la formación de sonidos y palabras.

¿Cuándo puede convertirse en un problema?

El frenillo solo representa un problema cuando limita el movimiento natural de la lengua y provoca consecuencias funcionales.
Algunos signos de alerta pueden ser:

  • Dificultad para agarrarse al pecho o succión débil.
  • Chasquidos o pérdida de leche durante la toma.
  • Dolor o grietas en el pezón materno e incluso aparición de mastitis en la madre.
  • Lengua con forma de corazón o con poca elevación.
  • En etapas posteriores, posibles alteraciones en la pronunciación o en la deglución.
  • Alteración en el desarrollo del paladar.

En estos casos, es recomendable consultar con especialistas como pediatra, logopeda especialista en motricidad orofacial o asesores de lactancia, que valorará si el frenillo está interfiriendo en la alimentación o el desarrollo orofacial del bebé y, si es necesario, propondrá el tratamiento adecuado.

¿Cuáles son los síntomas de un frenillo corto en bebés?

Detectar un frenillo lingual corto a simple vista no siempre es fácil. En muchos casos, los primeros indicios aparecen durante las tomas, cuando el bebé presenta dificultades para mamar o alimentarse. Reconocer estos signos a tiempo permite actuar pronto y evitar molestias tanto para el bebé como para la madre.

Dificultades al mamar: dolor, chasquidos, escapes de leche

Uno de los síntomas más comunes es la succión ineficaz. El bebé con frenillo corto no logra mantener un buen agarre, lo que puede provocar:

  • Chasquidos o ruidos durante la toma.
  • Pérdidas de leche por las comisuras.
  • Tomas muy largas o muy frecuentes.
  • Dolor, grietas o congestión en el pezón materno.
  • Presencia de restos de leche en base de la lengua después de cada toma.

Esto sucede porque la lengua no puede moverse correctamente para crear el vacío necesario durante la succión. En algunos casos, el bebé puede incluso rechazar el pecho o mostrarse irritable al comer.

Baja ganancia de peso

Si el bebé no logra alimentarse de manera eficaz, puede no ganar el peso esperado a pesar de mamar con frecuencia. Los padres suelen notar que el bebé se queda dormido al pecho, necesita muchas tomas seguidas o no parece saciarse. Este signo, junto con las molestias durante la lactancia, es una de las razones más frecuentes de consulta.

Lengua con forma de corazón o poco movimiento

Un indicio visual característico del frenillo corto es la lengua con forma de corazón al intentar sacarla o elevarla. También puede observarse que:

  • El bebé no puede levantar la lengua hasta el paladar.
  • Tiene dificultad para moverla hacia los lados.
  • El frenillo se ve tenso o tira de la punta de la lengua.

Si observas alguno de estos signos, conviene pedir una valoración profesional. Un logopeda, pediatra o especialista en lactancia podrá confirmar si el frenillo está interfiriendo en la alimentación y recomendar el mejor tratamiento para tu bebé.

¿Cuándo se recomienda cortar el frenillo?

El procedimiento para cortar el frenillo, conocido como frenotomía, no siempre es necesario. En muchos casos, el frenillo es visible pero no interfiere en la lactancia ni en el desarrollo oral del bebé. Sin embargo, cuando este tejido limita la movilidad de la lengua y genera dificultades funcionales, los especialistas pueden recomendar su intervención.

Indicaciones clínicas para intervenir

Se recomienda valorar la frenotomía cuando el frenillo provoca uno o varios de los siguientes signos:

  • Dificultades evidentes en la lactancia materna o con biberón, como tomas largas, dolor persistente en el pezón o escasa transferencia de leche.
  • Problemas de ganancia de peso a pesar de alimentarse con frecuencia.
  • Lengua con movilidad muy reducida, incapaz de elevarse o moverse libremente hacia delante.
  • Tensión visible del frenillo, que tira de la punta de la lengua o causa una hendidura en forma de corazón.
  • En algunos casos, dificultades posteriores en la pronunciación o deglución, especialmente si no se ha tratado a tiempo.

Antes de decidir la intervención, los especialistas suelen realizar una evaluación funcional completa que analiza cómo se comporta la lengua del bebé durante la succión, no solo su aspecto visual.

Qué profesionales lo valoran y cómo

La valoración del frenillo debe realizarse por un equipo interdisciplinar, que puede incluir:

  • Logopeda especializado en lactancia o terapia miofuncional.
  • Pediatra o neonatólogo, que evalúa el crecimiento y la ganancia de peso.
  • Matrona o consultora de lactancia, que observa la técnica y el agarre.
  • Odontopediatra o cirujano pediátrico, si se considera la frenotomía.

El profesional analizará la movilidad de la lengua, la forma del frenillo y la eficacia de la succión, y explicará a los padres las distintas opciones: ejercicios, acompañamiento o intervención.

La decisión final debe ser informada, consensuada y basada en la funcionalidad del bebé, no solo en la apariencia del frenillo.

¿Qué puede pasar si no se trata el frenillo lingual corto?

No todos los frenillos necesitan tratamiento, pero cuando el frenillo es restrictivo y limita la función de la lengua, dejarlo sin intervenir puede tener consecuencias a corto y largo plazo. 

Problemas en la alimentación

El primer signo de alerta suele aparecer durante la lactancia. Si la lengua no se eleva ni se mueve libremente, el bebé no puede crear el vacío necesario para succionar.

En algunos casos, el bebé logra adaptarse con el tiempo, pero mantiene un patrón de succión ineficiente que también puede influir más adelante en la deglución de alimentos.

Riesgos en el habla y desarrollo orofacial

A medida que el niño crece, la lengua sigue desempeñando un papel clave en la articulación de sonidos y en la formación de palabras.
Un frenillo corto no tratado puede provocar:

  • Dificultad para pronunciar sonidos que requieren levantar la lengua, como /r/, /l/ o /t/.
  • Movimientos limitados de la lengua al hablar.
  • Problemas en la posición de la lengua en reposo, que pueden influir en la respiración y la forma del paladar.
  • Alteraciones en la masticación o en la postura oral.

¿Siempre hay que intervenir?

No necesariamente.
Si el frenillo no interfiere con la lactancia, la alimentación ni el habla, no es preciso realizar una frenotomía. Algunos bebés con frenillo visible se alimentan perfectamente y no desarrollan dificultades posteriores.

Por eso, la decisión de intervenir debe basarse siempre en una valoración funcional, no únicamente en la apariencia.
Un logopeda especializado o un pediatra con experiencia en lactancia podrá determinar si el frenillo afecta realmente al movimiento de la lengua o si puede manejarse con seguimiento y ejercicios.

En resumen, no todos los frenillos cortos son problemáticos, pero cuando causan síntomas, tratarlos a tiempo mejora notablemente la alimentación, el confort y el desarrollo del bebé.

¿Cómo acompañar a tu bebé tras el diagnóstico o la intervención?

Tanto si el frenillo se ha tratado mediante frenotomía como si se ha optado por un seguimiento conservador, el acompañamiento en casa y el apoyo profesional son fundamentales. Esta etapa permite consolidar el movimiento libre de la lengua, mejorar la lactancia y evitar posibles adherencias.

Ejercicios postoperatorios

Después de una frenotomía, algunos especialistas recomiendan realizar ejercicios de movilidad lingual para favorecer una correcta cicatrización y evitar que el tejido vuelva a adherirse.
Estos ejercicios son suaves, breves y se adaptan a la edad del bebé. Entre los más habituales:

  • Elevación de la lengua: levantar suavemente la lengua con un dedo limpio o con la ayuda del logopeda.
  • Movimientos laterales: estimular que la lengua se mueva hacia los lados con pequeños toques.
  • Masajes bajo la lengua: presionar suavemente la zona para mantener la elasticidad del tejido.

Es importante que estos ejercicios sean indicados por un profesional especializado en terapia miofuncional, determinará qué tipo de ejercicio, la cantidad y frecuencia de los mismos, ya que cada bebé tiene necesidades distintas según el tipo de frenillo y la técnica utilizada.

Cómo acompañar la lactancia

Tras el diagnóstico o la intervención, la lactancia puede requerir un periodo de readaptación. El bebé debe aprender a utilizar su lengua con libertad, y la madre puede necesitar apoyo para mejorar la posición y el agarre.

Algunas recomendaciones útiles:

  • Buscar el acompañamiento de una consultora de lactancia o matrona especializada en frenillo.
  • Probar distintas posturas para facilitar el agarre (como la posición biológica o “reclinada”).
  • Evitar el uso de pezoneras o biberones en los primeros días postoperatorios, salvo indicación profesional.
  • Favorecer el contacto piel con piel y ofrecer el pecho con frecuencia para reforzar la succión natural.
  • Evita el uso del Chupete después de la frenectomia, hará que la cicatriz se fije de nuevo al suelo de la boca.

Con el paso de los días, la mayoría de los bebés muestran una mejoría notable en el agarre, la transferencia de leche y la comodidad durante las tomas.

Pautas en casa y señales de alarma

Durante la recuperación, conviene mantener algunos cuidados sencillos:

  • Observar la zona del frenillo: una pequeña mancha blanca es normal, pero no debe haber inflamación ni sangrado abundante.
  • Evitar manipular la herida en exceso, salvo que lo indique el profesional.
  • Seguir las pautas de higiene bucal recomendadas.
  • Consultar de inmediato si el bebé presenta fiebre, llanto continuo, rechazo total a alimentarse o sangrado persistente.

También es importante acudir a las revisiones programadas para comprobar la correcta cicatrización y la mejora funcional.

Acompañamiento y soluciones personalizadas para tu bebé

El frenillo lingual en los bebés es una condición más común de lo que parece y, en la mayoría de los casos, tiene solución sencilla. Lo importante es detectar a tiempo los signos que pueden interferir en la lactancia o en el desarrollo de la lengua y buscar la orientación de profesionales especializados.

En Centro Alodis, contamos con un equipo de logopedas y profesionales de la salud infantil especializados en lactancia y desarrollo orofacial. Podemos ayudarte a valorar el frenillo de tu bebé, mejorar la alimentación y resolver todas tus dudas con un enfoque cercano, empático y personalizado.

Si sospechas que tu bebé puede tener el frenillo corto o necesitas apoyo con la lactancia, contacta con nuestro equipo. Te acompañaremos paso a paso para que tu bebé se alimente, crezca y se desarrolle con bienestar.

Preguntas frecuentes de madres y padres

Las dudas sobre el frenillo lingual en bebés son muy comunes, especialmente durante los primeros meses de lactancia. A continuación, respondemos a las preguntas más habituales que se plantean las familias cuando sospechan que su hijo podría tener un frenillo corto o anquiloglosia.

¿Cómo saber si mi bebé tiene frenillo?

El signo más evidente es la limitación en el movimiento de la lengua. Puedes observar si el bebé:

  • No consigue sacar la lengua más allá de los labios.
  • La eleva con dificultad o tiene forma de corazón.
  • Hace chasquidos o se suelta con frecuencia al mamar.
  • No gana peso de forma adecuada o las tomas son muy largas.

¿Quién lo diagnostica?

El diagnóstico debe hacerlo un equipo multidisciplinar, formado por:

  • Pediatra o neonatólogo, que valora el desarrollo y crecimiento.
  • Logopeda especializado en lactancia o terapia miofuncional, que analiza la función y movilidad de la lengua.
  • Matrona o consultora de lactancia, que observa el agarre y la transferencia de leche.

¿A qué edad se puede operar?

La frenotomía puede realizarse desde los primeros días de vida, siempre que el especialista lo considere necesario y seguro. En bebés pequeños, el procedimiento es rápido, de mínima invasión y no requiere anestesia general.

Si el diagnóstico se realiza más tarde (a partir de los 6 meses o en la infancia), también puede tratarse, aunque la recuperación y los ejercicios posteriores pueden requerir un poco más de seguimiento.

¿Puede mejorar solo?

En algunos casos leves, especialmente cuando el frenillo no causa síntomas, la elasticidad natural de los tejidos y el crecimiento del bebé pueden mejorar la movilidad de la lengua con el tiempo.

Sin embargo, cuando el frenillo es restrictivo y afecta la lactancia, no suele resolverse por sí solo.
En esos casos, el tratamiento o los ejercicios guiados por un profesional son la mejor opción para prevenir complicaciones futuras.

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